¿Puede el fitness cardiorrespiratorio conferir alguna protección frente a la respuesta proinflamatoria después de la infección por SARS-CoV-2?

¿Puede el fitness cardiorrespiratorio conferir alguna protección frente a la respuesta proinflamatoria después de la infección por SARS-CoV-2?

La incorporación a la rutina diaria de una actividad física constante, supervisada siempre por un profesional, induce una serie de cambios fisiológicos en el organismo que van más allá del hecho de quemar calorías y reducir grasa. Además de favorecer la pérdida de peso y mantener la masa muscular, la actividad física induce una modificación de la composición del cuerpo y del funcionamiento del metabolismo y los sistemas (circulatorio, respiratorio, etc.).
En este momento, en el que la salud se torna nuestra máxima preocupación, sabemos a través de publicaciones, que es probable que el ejercicio físico pueda conferirnos cierta inmunidad frente al SARS-cov-2 ,mediante el efecto antiinflamatorio que se produce en situaciones de altos niveles de fitness cardiorespiratorio.

J.L. Chicharro se hace eco en su blog de un artículo publicado recientemente (Sbinden-Foncea y col, 2020; Obesity (Silver Spring) 23-abr; doi: 10.1002/oby.22849) que concluye lo siguiente:

 


[Varios factores parecen estar asociados con un mayor riesgo de hospitalización y mortalidad en pacientes con COVID-19 incluyendo edad avanzada (>60 años), obesidad, diabetes, hipertensión, enfermedad cardiovascular, antecedentes de tabaquismo y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), siendo un elemento común de estas condiciones un estado de inflamación crónica de bajo grado.

El ejercicio provoca efectos potentes y de gran alcance en el sistema inmunitario, destacando sus efectos antiinflamatorios. De hecho, el entrenamiento físico ofrece cierta protección contra el desarrollo de varias enfermedades metabólicas crónicas, incluida la resistencia a la insulina que típicamente acompaña a la obesidad y la diabetes. Los sujetos con altos niveles de fitness cardiorrespiratorio (capacidad aeróbica) pueden generar una defensa inmune más fuerte contra el SARS-CoV-2 y reducir la susceptibilidad al riesgo de infección en la etapa temprana de la enfermedad.

Altos niveles de fitness cardiorrespiratorio inducidos por el entrenamiento pueden conferir algo de protección inmune innata contra Covid-19 al atenuar el “síndrome de tormenta de citoquinas” a menudo experimentado por individuos “de riesgo”.

La progresión de COVID-19 depende en gran medida del estado de salud inicial de un individuo y de la respuesta inmune provocada por la infección. Factores multifactoriales, epigenéticos y ambientales/conductuales impactan o contribuyen a la respuesta de la inmunidad en las primeras etapas de la infección.

En esta fase de incubación, el paciente no presenta síntomas severos. Para eliminar el virus, se requiere una respuesta inmune específica para detener la progresión de la enfermedad y estrategias de intervención para estimular las respuestas inmunes o atenuar las respuestas proinflamatorias. En este momento el virus puede ser asintomático, sin causar enfermedad notable en algunas personas, aunque siguen siendo contagiosas y pueden propagar la infección.

Si la respuesta inmune protectora está deteriorada o es inadecuada, el virus proliferará y destruirá las células afectadas…]


 

Puedes leer el artículo completo en el Blog de J.L. Chicharro en: https://goo.gl/WEjLGr

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