Ilumina tu mente

Ilumina tu mente

Charles Darwin, padre de la Teoría de la evolución dijo, “si tuviera que vivir mi vida otra vez, habría hecho una regla de leer algo de poesía y escuchar música al menos una vez cada semana”.

Lo expuesto a continuación, está escrito bajo una perspectiva generalista, un análisis pragmático de aquellos ámbitos que más impacto tienen en la sociedad y sobretodo en su unidad esencial, la persona. No soy experto en ninguna materia pero tengo la suficiente capacidad y, por supuesto, la libertad de expresar mi forma de percibir y comprender lo que está sucediendo en la actualidad y en consecuencia poder pronunciarme a través de un juicio de valor, que no deja de ser una reflexión; una íntima y profunda reflexión.

Algún lector pensará que será una pérdida de tiempo continuar leyendo y se quedará en este punto, quizás tenga algo mejor que hacer, otros, al final del documento, se identificarán con mis palabras y habrá a quién, la presente lectura le resulte indiferente; la indiferencia, indifferentĭa en latín, qué palabra tan hermosa, y cuánto peligro entraña. Podríamos hablar de este término largo y tendido, pero lo dejaremos para otra entrada.

No os pido que me creáis, no tenéis que hacerlo, simplemente os invito a que abráis vuestra mente, os olvidéis de vuestras creencias, valores e ideales, y que encaréis este artículo bajo un pensamiento crítico, sin desviarse de la neutralidad, por más que apetezca; puesto que la condición del ser humano es carente de pensamiento crítico.

Por circunstancias de la madre naturaleza nos hemos visto obligados a permanecer confinados, un confinamiento físico, pero no así mental; afortunadamente la mente es libre. Tener la capacitad de expandir la mente en este momento es, sin duda, de personas sabias. La mente es como el universo, no sabemos si tiene fin. La imaginación, la creatividad, la curiosidad, la inquietud… se deberían multiplicar no solo en estos días, si no siempre, al igual que las estrellas lo hacen en el firmamento cuando se pone el sol.

Hasta que pulsemos el interruptor e iluminemos lo que hay dentro de nuestro cráneo, no seremos conscientes de todo el universo que nos estamos perdiendo. Pero esa luz debe ser más fructífera que la simple emersión de aquellos talentos olvidados por el ritmo frenético de nuestras vidas. En este momento, en la pausa, el sosiego, este impase que nos ha llegado de forma forzada, debemos aprovechar para pensar, analizar, criticar y concluir el porqué se ha llegado al punto en el que estamos, encararlo de una forma práctica y que no se quede en la mera teoría.

¿Hasta qué punto somos realmente conscientes del impacto y la importancia que tiene la actividad física en todos los ámbitos de vuestras vidas? Si no nos podemos mover, nuestro cuerpo se resiente, ya no estamos bien físicamente o no nos encontramos igual de vigorosos que antes; si no nos podemos mover, ya no nos sentimos tan alegres, estamos más frustrados, abatidos, ya no tenemos esa sonrisa que relucía en nuestros rostros; si no nos podemos mover y no podemos compartir el entrenamiento con compañeros o nuestro entrenador, ese momento de evasión y disfrute social se desvanece.

Vivimos en la era de la información, disponemos de acceso a todo tipo de conocimiento, pero siempre caemos en el mismo error, reproducimos de forma inconsciente y arriesgada todo aquello que cae en nuestras manos sin cuestionarlo y sin verificar su calidad. No todo vale.

El materialismo es la bandera que iza en nuestras vidas, siempre queremos más y buscamos lo mejor: el mejor smartphone, el mejor vehículo, el mejor viaje… pero en cuestiones de bienestar físico, nos basta con seguir vagas indicaciones que podemos encontrar en cualquier red social. Asumamos la realidad del ejercicio físico desde la perspectiva que se merece.

Cuidar la salud a través del movimiento es un recorrido lleno de obstáculos y caminos abruptos que la mayor parte de la población no es apta para recorrer en solitario. Toda actividad debería ir de la mano de profesionales cualificados que nos guíen durante la práctica de la misma, parece una obviedad, pero nos siempre es así. Existe personal no cualificado sin preparación específica que puede ponernos en peligro. Hablamos de intrusismo laboral. Eliminémoslo y démosle la importancia y el valor que se merecen los profesionales del sector, aquellos que disponen de los medios óptimos y las herramientas adecuadas.

Parafraseando a Shakespeare: “sabemos lo que somos, pero no en lo que podemos convertirnos”, qué frase tan reveladora. Miremos el presente, pensemos en nosotros mismos y visualicemos cómo queremos vernos en un futuro, llenos de salud y vitalidad o, por el contrario, con algún tipo de patología derivada de la ausencia o la mala praxis del ejercicio físico. Está de nuestra mano, y no del azar, forjar aquello que nos pueda hacer mucho más placentero el recorrido de la vida.

Para finalizar esta reflexión volvamos a la frase preliminar. A diferencia del señor Darwin, no hemos tenido que consumir una vida para ser conscientes de las cosas que nos pueden aportar felicidad y bienestar, por lo tanto, además de poner un poco de poesía y música en nuestras vidas, pongamos también un entrenador personal cualificado.

 

Antonio Rey, entrenador personal en BJ Trainers & Co.



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